POR: Horacio Dorado G.
No hay duda, la mejor elección para ocupar el cargo de gobernador, es la del Dr. Guillermo Alberto González Mosquera. Su trayectoria pública y privada, le dan la experiencia más que suficiente para ser un buen mandatario, con un programa viable e incluyente para el Cauca.
No llega a ese cargo para usarlo como trampolín político, porque él ha tenido los honores que pocas personalidades pueden ostentar. No tiene jefes políticos a quienes deba subordinación, pues fue el creador del “Poder Popular Liberal” y por lo tanto, es el Director del movimiento. Pertenece a la aristocracia (del griego aristos = el mejor +krátos = poder) que significa el gobierno de los mejores, por ser el más cualificado para gobernar en procura del bienestar de la mayoría de los Caucanos. Casos se han visto, que sin pertenecer ella, han gobernado para unos pocos. No se confinará en un bunker, al contrario, abrirá muchas puertas.
Está en la “Edad Dorada”, en la que ha enriquecido la relación con los demás para lograr un beneficio mutuo. Su vida ejemplar ha estado consagrada a realizar contribuciones significativas a las comunidades con un liderazgo efectivo, grandes iniciativas de política pública, contribuciones corporativas y compromiso comunitario. Gracias a las experiencias vividas por el Ingeniero Guillermo Alberto, los Caucanos, vamos a obtener los frutos maduros de un crecimiento digno.
Está libre de dificultades económicas, pues, desde su tierna edad su padre lo educó e instruyó como finquero honorable. Siempre ha tenido fe en las tierras del Cauca. A ellas ha estado dedicado, nunca abandonó sus heredades y las hizo prósperas. Continuamente ha sido un hombre trabajador, organizado, honesto a toda prueba y por lo tanto, sin necesidades económicas, así que desempeñará el cargo desinteresadamente sin búsqueda de ganancias o acumulación de riquezas.
El Dr. González Mosquera, tiene esa cualidad humana de la honestidad que consiste en comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad, y de acuerdo con los valores de la verdad y justicia. De allí que en su gobierno, sofismas de distracción como: “Zar anticorrupción” y “Pactos de Transparencia”, no serán imperiosos, sobrarán, porque no sólo se debe aparentar ser honrado, sino serlo. La honestidad implica la relación entre el gobernante con los demás, y de la persona consigo mismo.
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