lunes, 12 de noviembre de 2007

Espejo retrovisor y amarre de contratos

EDITORIAL EL LIBERAL, 11 noviembre 2007

Una de las más feas costumbres que tienen algunos miembros de la clase política, comúnmente conocida como del espejo retrovisor, consiste en que una vez ungidos en algún cargo de elección popular, dedican los primeros meses en su cargo a despotricar y quejarse de las acciones de sus antecesores.


Si bien y muy lamentablemente, esta práctica tiene justificaciones en muchos más casos de los que debería, ante las desastrosas gestiones que han caracterizado a muchos gobernantes, tampoco se puede negar que en otras administraciones, no todo es criticable.

Muchas veces, el arranque del nuevo mandatario pierde un tiempo precioso mirando hacia atrás sobre lo que pudo hacerse o no se hizo y en otras es importante que la ciudadanía conozca detalles lamentables encontrados al interior de la administración pública.

Otro caso, es el hecho de que al término de la gestión, alcaldes o gobernadores realizan una maratónica jornada para ‘asegurar’ toda clase de contratos, que prácticamente dejan al nuevo gobernante ‘amarrado’ en su primer año, ante la imposibilidad de disponer libremente de los proyectos e incluso de sus más inmediatos colaboradores. Situaciones de ese tipo han ocurrido en todo el país.

Citamos el caso, por el anuncio en la edición de hoy en el marco de un reportaje al alcalde saliente de Popayán, abogado Víctor Libardo Ramírez, de que “no hará lo que a él le hicieron”. Por eso, afirma que facilitará todos los medios para que la administración entrante conozca detalles del estado del municipio, durante el proceso de empalme y hasta el último día de gobierno y que no comprometerá ni un solo contrato para la nueva vigencia y dejar al médico Ramiro Navia en total libertad para iniciar su gestión.

Se exceptuarían los estrictamente necesarios, como seguros de vehículos y servicios de vigilancia o el servicio de los ‘escobitas’, al menos por los dos primeros meses del año, para evitar la parálisis de servicios básicos para la ciudad y el municipio.

Asegura, que le solicitó al mandatario entrante, si así lo estima, facilitar el listado de las cooperativas que espera contratar en éstos servicios, para garantizar su incorporación en el cambio de vigencia y no causar mayores traumatismos. También, que ya le solicitó a su inmediato equipo de colaboradores, incluidos los gerentes de las empresas de servicios públicos municipales, sus renuncias al concluir el año.

Este gesto, caballero por demás, debe aplaudirse. Casos se han visto, no sólo en Popayán, donde tras la ‘resaca’ de los resultados electorales son pocos los recursos disponibles para comprometer a última hora, así como los nombramientos o movimientos de personal, buscando un favorecimiento más personal que institucional.
Si el cambio de mandatos, por sí mismo genera una parálisis en las dinámicas propias de la administración del Estado, mucho más cuando las cosas se enredan con éstos detalles no menos importantes.

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